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martes, 31 de marzo de 2015

Ser mujer

Antes de comenzar quiero aclarar que lejos de querer emitir un discurso feminista, aunque el titulo parezca sugerirlo, quiero hablar desde mi postura de mujer porque simplemente lo soy; y por ende, no sería muy acertado que escribiese acerca de ser hombre. Chistoso pero real.

Ahora bien, ser mujer no es nada fácil, pero no quiero decir que no tenga sus partes maravillosas. A veces estamos felices, pero a veces también estamos cansadas. Cuando nos caracterizan como histéricas una vez al mes o nueve meses al año, nos duele y mucho. El dolor es físico y es emocional, porque nuestras hormonas influyen hasta en nuestras perspectivas del mundo. No es que quiera justificarme, o sí, lo que quiero es que nos comprendan un poquito. En esos momentos estamos creando vida, o bien estamos preparando a nuestro cuerpo para hacerlo algún día, o no. De todas maneras, no elegimos estar indispuestas.

Respeto a las mujeres que se quedan en la casa a criar a sus hijos y a limpiar, a esperar a su familia con la comida preparada y a cumplir con todos los quehaceres. Seguramente ellas tendrán algo para decirles al respecto, yo prefiero salir a trabajar afuera de mi casa porque necesito la conexión con el mundo exterior y el crecimiento personal, así lo siento. Y desde mi rutina, les digo que es cansador, pero a la vez, placentero.

Ahora bien, no sé cómo piensan los hombres de nosotras. No puedo saberlo porque no me parece que sean todos iguales. Como tampoco nosotras lo somos. No creo que sean todos iguales, no quiero. Tal vez en el momento en que he dado a luz a mi hijo varón, he podido ver lo maravilloso que puede llegar a ser alguien del sexo masculino. Y sé que no todo está perdido, porque gran parte de que un hombre sea un gran hombre depende de cómo lo cría su madre.

No quiero que un niño crezca con un pensamiento machista, pero tampoco feminista. Me parece que el sexismo tiene que erradicarse para que podamos aceptar las diferencias que después de todo, nos unen.
Me parece perfecto por ejemplo, que si un hombre decidiera quedarse en casa a cuidar de sus hijos y a hacer las tareas hogareñas cuando su esposa sale a trabajar, seria también acertado mientras ambos acordaran hacerlo. No es tarea sencilla la casa ni es una tarea para extraños, criar a los hijos (aunque a veces no quede otra que confiar en alguien para que nos "reemplace" unas horas.

Si queremos que los niños y niñas sean mañana hombres y mujeres de bien, no se trata de echar culpas a la sociedad y a la tecnología, se trata de no darles todo lo que piden, excepto amor. Se trata de luchar en contra de todo lo que sea necesario con tal de mantener vivos valores y principios que a nosotros mismos nos inculcaron alguna vez.

Ser mujer no es fácil en una sociedad en la que los extremos nos estiran hacia el machismo o hacia el feminismo. No quiero sumarme a ninguna lucha que vaya en contra de quién soy.

martes, 24 de marzo de 2015

Sustento


Puedo dibujar sus rostros en el aire, cuando ya no queda nada, cuando ha caído la noche y las paredes se han convertido en silencio.

Y camino a hurtadillas por cada rincón de la casa, pensando en la compañía de sus almas, aún cuando descansan, aún cuando despierto con un llanto o con un beso. O cuando temerosos se acercan a mi cama, buscando el abrazo eterno que cobije sus pesadillas.

Me siento fuerte y me siento débil. Es mi deber guiarlos, protegerlos, acunarlos. Y es mi salvación tenerlos conmigo, amarlos, sentirme amada y sentir en cada beso, en cada sonrisa, que puedo ser fuego, que puedo ser viento, marea y calma. Que no puedo darles todo lo que me pidan a veces, y que no quiero otras tantas.
No hay miseria, no hay vacío, no hay falta.

La felicidad se ha vuelto mía y también la paz, se me aparece en sueños mi imagen de niña, la proyecto en ellos, venzo mis miedos y miro a la tigresa que me besaba la frente para que durmiera tranquila. Se me vencían los ojos porque en el fondo sabía, que nada podría pasarme mientras estuviera a mi lado. Mi madre, la mujer que con el paso del tiempo descubrí tan frágil,¡tan humana! pero cubierta de un manto de amor me impartía tanto.

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